miércoles, 16 de febrero de 2011

Recorriendo EL CAMINO DE HÉRCULES: mi experiencia


Hace dos semanas prometí  explicar como recorrí EL CAMINO DE HÉRCULES para llegar a dónde estoy hoy y ser como soy, así que aquí va mi experiencia personal (y guía para aquel que quiera).

En primer lugar, aunque hablemos de EL CAMINO DE HÉRCULES, en realidad no hay un solo camino ni se recorre una sola vez. Cada vez que interactuamos con gente nueva o en un nuevo entorno podemos (y debemos) recorrer el camino. Además, las circunstancias en la vida pueden hacernos retroceder (¿) sin darnos cuenta (?). Así pues, todos tenemos este camino que recorrer. En mi vida creo haberlo recorrido mil veces (y aún hoy sigo haciéndolo).

La primera vez que tuve consciencia del “efecto Hércules” fue en el instituto. En el instituto me metí en el Consejo Escolar como Representante de los Alumnos y organicé el Consejo de Estudiantes (formado por más de 40 delegad@s). Así me gané el “título” de “Delegado de los Delegados” y, por tanto, el respeto de todo el Consejo de Estudiantes (y aunque parezca mentira, del instituto). Al tiempo, empecé a entablar amistad con alguno@s de l@s delegad@s y me sorprendió que en más de una ocasión me dijeran  “pues la verdad es que eres una persona muy maja y divertida, cuando eras el Delegado de Delegados parecías muy serio e INALCANZABLE”.  Así, sin darme cuenta, recorrí por primera vez EL CAMINO DE HÉRCULES y fui consciente de la importancia de hacerlo ya que hasta que no me “humanizaron” no pude conectar realmente con ell@s.

La segunda experiencia fue muy parecida. Siendo delegado en la universidad  me tocó organizar las típicas cenas de clase. La primera fue éxito y todo el mundo me felicitó. Toda la clase sabía quien era pero sin embargo nadie me llamaba por mi nombre. Para todo el mundo era “El Dele(gado)”. Y aunque al principio pueda hacer gracia, más adelante me di cuenta que para ellos era un personaje plano. No conectaban conmigo. Solo era el tío que montaba unas cenas de pm. Y realmente me di cuenta de que en “el Olimpo” estás solo y que lo que te llena es CONECTAR CON LA GENTE.

Ahora puedes pensar que es fácil recorrer ese tipo de camino.  Qué es fácil ser alguien “admirado en cierto grado” e intentar conectar con la gente. ¿Pero y si no soy admirado? ¿Y si mi personaje plano pretende esconder mis defectos? ¿Y si no quiero compartir mis sentimientos por si me hacen daño? Pues entonces es cuando más falta hace recorrer esta senda.

>> Muy a menudo creamos ese caparazón porque creemos que nos somos suficientemente buenos.  Porque “si me abro se van a reír de mi” y, lo que es peor, “me van a hacer daño”.  Pues bien, igual que nuestros padres “son humanos”, nuestros amigos, jefes, etc…  también lo son. Todos tenemos miedo, sentimos tristeza, etc… Y aunque a ti te pueda parecer que no, la persona que tienes delante siente las mismas emociones que tú y posiblemente se creen el mismo caparazón. Recuerdo una “jefa” que tenía que era una auténtica “dictadora” y todo le parecía mal; miré más allá y vi que tenía mucho miedo al fracaso. Al final, lo que buscamos todos es sentirnos bien. Si sonríes te sonreirán. Si demuestras que tienes problemas quizás la otra persona se identifique contigo y en vez de reírse te contará que le pasa lo mismo.

>> Y sobre todo, la clave para empezar este camino es darse cuenta de que la mayoría de lo que tengo dentro de mi caparazón no se puede usar contra mi. Y si reflexionas, verás que salvo casos en que la persona pueda intervenir en el problema, el simple hecho de que se lo cuentes no le da poder para hacer nada. Si yo te cuento que a veces me siento solo porque no he encontrado la pareja con quien compartir mi vida, ¿que daño me puedes hacer? Si te digo que tengo miedo a los escorpiones no te veo buscando uno para metérmelo en la cama. Así pues, te invito a que des el primer paso en EL CAMINO DE HÉRCULES y compartas algunos de tus miedos con gente de tu vida cotidiana. Cualquier tontería (que no te pueda meter en un apuro). Y me juego 5 a 1 a que esa persona te cuenta otra cosa suya. Y así empezará una amistad en 3D.

Si os gusta la senda, seguiremos explorándola en próximas entradas.

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