Consejos contra la soledad

Te sientes triste, apagado, cansado (físicamente). Cada vez te cuesta más levantarte y cada vez te da más pereza hacer cualquier cosa. Todo te sienta mal y cualquier error por parte de amigos, familia y pareja se vuelve una afrenta irremediable.

Hay muchas razones para llegar a este punto (muerte de un familiar cercano, bulling, fracaso laboral o escolar….) pero hay una cosa en común para todas. Un agravante. La soledad. La soledad, cuando no se busca, es el peor enemigo del ánimo y hace que sigas cuesta bajo por esa espiral hasta recodos infinitos.

Como casi siempre, es más fácil entenderlo si tienes la experiencia. En mi caso, hace cosa de dos años empecé a andar por esa espiral. Que nadie se asuste. Logré salir enseguida y ahora estoy la mar de bien. Pero recientemente he visto un par de amigas que están pasando por algo parecido y he pensado que es buena ida compartir mis técnicas para salir del bache. Técnicas muy sencillas (tonterías, vamos) que a mí me ayudaron mucho.

En mi caso, fueron muchas cosas a la vez. Estaba en ciudad que no era la mía. Tenía un trabajo de 9’30 a 21’00 y una novia con la que quería pasar el resto del día-noche. Así que no me cultivé muchas nuevas amistades ni mantuve el contacto con las que ya tenía. Por supuesto no es que me aislara, pero quedar con alguien en Madrid entre semana es harto difícil si no vive en tu barrio. Y ese era el caso de mi novia. Como por arte de magia, cambié de trabajo (por uno de 9:00 a 19:00) y la novia (una por ninguna, lo que se llama comúnmente dejarlo). Para acabar de rematarlo, el malestar de acabar una relación se juntó con un par de decepciones más.

Así que de pronto me vi que no tenía nada que hacer de lunes a viernes de 19:00 a 00:00. Los fines de semana siempre tenía mil planes, pero entre semana estaba bastante solito. Y si juntamos mucho tiempo libre y nada bueno en que pensar, llegamos al primer párrafo de la entrada.

¿Cómo salir cuando uno está allí?

Pues aparte de enfrentar los problemas personales me di cuenta que mi gran enemigo era la soledad. Así que saqué la espada dispuesto a rebanarle el pescuezo. ¿Cómo? Pues con las técnicas que te dejo aquí y que espero que te sirvan si te ves en la misma situación:

a) Ameniza los trayectos: Aunque  vivas en un pueblo dedicas algo de tiempo al día en ir de un lugar para otro. Salvo que vayas con alguien, ese ratillo (o ratazo en Madrid) lo dedicas enteramente a pensar. Como ya hemos dicho, eso de pensar demasiado en lo mismo no suele ayudar. Además, tu mente distraída casi siempre te acaba llevando a los temas que te preocupan.

>> ¿Cómo evitas eso? Cómprate un libro. No uno de los que tienes pendientes de leer sino cualquier tontería que te enganche.  Si no eres de leer no te preocupes, juegos de móvil, periódico, sudokus, ganchillo, etc… producen el mismo efecto. Si te engancha lo suficiente, te pasarás todo el día esperando el momento del trayecto. Así nos cepillamos un rato de soledad y lo convertimos en una aficiónJ.

b) Cualquier plan vale la pena: Cuando estás cansad@ y medio deprimid@ (chof, en los anuncios de compresas) no suele apetecer hacer nada y decides no hacer nada. No solo no te apuntas a alguna actividad sino que ni siquiera te apuntas a los planes que hagan tus amigos. La excusa suele ser que te apetecería salir con otra persona que no puede hoy, así que en vez de apuntarte al plan, te quedas en casa. Eso no es malo si se hace de vez en cuando. El problema es que cada vez que asumes a que no salir es mejor que salir. Prefieres quedarte en casa que quedar con gente. Y sin darte cuenta pierdes las ganas de hacer cosas.

>> ¿Cómo evitar eso? Pues muy sencillo. Si rechazas dos propuestas; la tercera vez, sea quien sea y sea el plan que sea, estás obligad@ a decir que sí. Tienes que ir. Si te obligas y lo consigues, quizás sales de mal humor, pero ya verás cómo al final te habrá valido la pena. Y es probable que la próxima vez que el plan se repita, tú quieras repetir.

c) Habla: El mejor aliado de la soledad es pasarse una semana entera sin hablar con alguien. Y no me refiero a hablar dos palabras con tu familia o compañeros de trabajo. Me refiero a tener una conversación un poco larga y algo profunda. Como vimos en la entrada del enfado (http://un-tipo-con-suerte.blogspot.com/2011/04/enfadado-identifica-el-problema.html ), no hablar las cosas hace que se te agolpen en la cabeza y distorsionen la realidad. Sobre todo si no interactúas con nadie.

>> ¿Cómo evitas esto? Habla. Coge tu teléfono y llama a tu mejor amigo/a. No valen excusas de que estará ocupado. Si no lo pruebas no lo sabrás. Y si efectivamente está ocupado, no te preocupes. Estás rodead@ de gente y mucha de esa gente te sorprendería si le dieras un voto de confianza (pero de eso ya hablaremos). De momento tienes deberes, busca con quien hablar y habla un par de veces por semana.

Espero que estos truquillos te devuelvan la suerte si estás en ese mal momento.