miércoles, 25 de marzo de 2015

Chocolate frío


Esta semana comparto contigo una idea un tanto asquerosa que me parece que no podré escribir en el periódico, así que aprovecha la exclusiva. La idea me la dio mi amigo Eduardo, un grande en todos los sentidos, que siempre que le veo me deja una ginquestion así que aprovecho para dedicarle la entrada.

En un momento filosófico del fin de semana me explicó su teoría de la caca fría. Sí, caca, por decirlo finamente. Según él, la caca fría se parece mucho al chocolate (textura, color…). Así que, para evitar confusiones, recomienda que cuando defeques en una esquina y aún esté caliente y huela, en ese momento en que la acabas de echar y es inconfundible, aproveches que para alejarte lo más rápido posible del pastelón. Porque si estás cerca cuando se enfríe, corres el riesgo de olvidarte de lo que es y pegarle un bocao. No te preocupes, no es que mi amigo le de a la coprofagía, esto es sólo una metáfora que el comparaba con las exparejas. Cuando lo dejas con tu pareja, te vas de un trabajo o te deshaces de algo que te hacía daño, es el momento de aprovechar que la cosa está caliente, que te acuerdas de todo lo malo, para alejarte de ello. Porque si no pones suficiente distancia, cuando la cosa se enfríe te olvidarás del daño que te hacía y corres el riesgo de volver a pegarle un bocao y llenarte la boca de esa caca de la que ya te habías librado. 

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