miércoles, 6 de julio de 2011

La revolución de las hormigas: empezando a reciclar.


La semana pasada te conté porqué creo que el problema de la situación actual no está en el juego (sistema socio-economico-político) ni en sus reglas. Cómo dije, creo que el juego se puede mejorar y que incluso podemos jugar a otro juego, pero mientras tengamos tramposos jugando no lo vamos a pasar bien.

También te conté que no podemos “pasar” de los tramposos porque todos, en mayor o menor medida, hacemos trampas. Es verdad que hay gente que hace muchas trampas. Es verdad que no son lo mismo las trampas que hace un tío con muchas fichas (llámale dinero o poder) que uno con pocas fichas. Pero el problema no está en ese tío. Entiéndeme, ese lo hace mal y se carga bastante el juego, pero está relativamente solo (gracias a Dios son poquitos los que tienen tanto poder/dinero). Y es que yo estoy convencido de que tiene más efecto la inercia de la mayoría que uno solo.

Si lo ponemos en números, el Gran Jugador roba 100€ y cada uno de los otros jugadores solo roba 1€. Pero, como decía, estoy convencido de que hay 10.000 jugadores. Así que por más que me cargue al Gran Jugador (que también hay que hacerlo), no soluciono el problema de fondo.

Y si entendemos esto veremos que la fuerza para hacer las cosas está en esos 10.000 jugadores. Así que creo que la auténtica revolución, el cambio en el juego que tanta gente pide, pasa por conseguir que todos los jugadores compartan algo: las ganas de pasarlo bien.

No quiere decir que todos queramos jugar al mismo juego ni que nos gusten las reglas. No quiere decir que no queramos cambiarlo todo. Solo quiere decir que si los 10.000 intentamos jugar limpio lo vamos a pasar mucho mejor. Esto empieza por ti y por mí. Si nosotros hacemos las cosas bien, ya hay dos tip@s menos haciendo trampas. Y eso es lo que llamo la revolución de las hormigas: concienciar a los jugadores para que intenten hacer lo mejor para los demás.

Y es verdad que es difícil, pero igual que nosotros nos hemos dado cuenta de eso tan simple, creo que más gente puede hacerlo. Ojo, yo no hablo de ideología, no hablo de política ni de religión, solo hablo de intentar ser una buena persona.

Es verdad que ese tipo de revolución lleva mucho tiempo. Pero es que las grandes cosas llevan tiempo.

Pensando, me di cuenta que hoy en día reciclar es lo más normal del mundo. Todos más o menos reciclamos aunque nuestros padres no sabían ni lo que era. Nadie nos ha obligado a hacerlo, nos han convencido desde pequeños que era lo mejor para todos y ahora ni nos planteamos no reciclar. Es cierto que esto empezó hace más de 10 años pero se ha conseguido.

Así pues, hoy te invito a empezar a reciclar. A empezar a generar buen rollo y a cambiar tu entorno.

 No pretendo ver el mundo en que todo el mundo es “buena gente”, moriremos mucho antes, pero si quiero empezar hoy. Y si hoy empiezo es porque mi abuela me lo enseñó. Ella consiguió que 30 personas quieran hacer las cosas bien. Nosotros ya tenemos 350 páginas vistas este último mes y aún nos queda mucha vida por delante.

¡A reciclar!

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