miércoles, 22 de agosto de 2012

Como decía el tío Ben


A veces discutes con una persona cercana a ti y la cosa se calienta tanto que acabáis diciendo algo muy grave para el otro.  Como os conocéis bien, sabéis dar donde duele así que los comentarios hacen bastante daño. Otras veces la pelea viene de cosas que te han hecho o que has hecho tu a otros. A veces es fruto de una sola discusión y otras veces son peleas de toda la vida.

Sea como sea, en estas situaciones puede llegar un momento en que la relación con esa persona es insostenible. Pero, por suerte o por desgracia, como es una persona muy cercana no puedes desentenderte y te toca interactuar de vez en cuando. Si además compartís grupo (familia, amigos, equipo, trabajo…) vuestra mala relación puede afectar al resto del grupo que, en el peor de los casos, decide meterse.

Total, que resulta que en uno de los grupos de personas “importantes en tu vida” se crea una situación supertensa que hace que te encuentres muy mal (tristeza, rabia, incluso dolor de barriga…). Por lo general, este malestar no se queda sólo en ese grupo sino que te acompaña y te das cuenta de que a veces acabas enfadándote con otras personas sin razón. Es evidente que esta situación no te hace mucho bien y que lo ideal sería buscar una solución.

En las entradas sobre el enfado (¿Enfadad@? Identifica el problema, ¿Enfadad@? Identifica el “móvil” y en ¿Enfadad@? Háblalo) vimos algunos truquillos para enfrentar estas situaciones. Pero muchas veces te ronda una idea en la cabeza. ¿Porqué tengo que ser yo quién lo intente solucionar? Cuando lo piensas, sientes que es injusto, que ha sido la otra persona la que se ha pasado y que tendría que ser el o ella quién hiciese el esfuerzo por arreglar las cosas.

Así que hoy te propongo que vayas un paso más allá y hagas caso al Tío Ben:


Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Tío Ben (Spiderman).

Es cierto, tú tienes razón y la otra persona se equivoca. ¿Pero sabes porqué eres tú quién va a solucionar el problema? Porque tú puedes.

Si estás leyendo esto es que eres una persona que tiene ganas de tener suerte y dispuesta a aprender y a compartir truquillos para conseguirlo. Y aunque pueda parecer una tontería, eso demuestra que tienes una capacidad que otros no tienen o no usan: reflexionar. Como decía el Tío Ben, tú tienes el poder y por tanto la responsabilidad.

Es posible que la persona con la que te has enfadado no sea capaz de solucionarlo (quizás no tiene inteligencia emocional, es demasiado orgulloso o no sabe ni como hablar de estos temas). Así que si quieres que es posible que tu seas la única con capacidad para resolverlo. Por ello te propongo que cambies el chip y te preguntes:


  • ¿Esta situación te hace daño?
  • ¿Hay una situación posible mejor que ésta?
  • ¿Está en tu mano hacer algo?




Y llegado a este punto viene lo más difícil, o no... Sabes que te encuentras mal y que tu tienes la capacidad para arreglarlo. Aunque no sea cosa tuya, aunque eso signifique que la persona que lo ha hecho mal no “pague por sus pecados”. Lo importante es que te quieres encontrar mejor y que depende de ti. Así que llega el momento de dar el primer paso. Por pequeño que sea, te acercará a la solución así que ánimo.

Hasta el más largo de los caminos empieza con el primer paso. Anónimo

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