miércoles, 24 de abril de 2013

Risoterapia laboral


Hoy tenía una entrada preparada pero a ultima hora he decidido cambiarla por un poco de risoterapia, que ya hacía demasiado tiempo de la ultima vez que nos reímos de algo.

Y puestos a reírnos de algo, mejor nos reímos de la situación actual. ¿Por qué? Porque se lo merece. Porque es pa reírse o echarse a dormir. Y yo de sueño voy bien. Así que al tema.

Hoy en día trabajo para la empresa más pequeña de España, la mía ( www.deltalentoalgenio.com para los curiosos) y para la más grande, el INEM.

Debo decir que las condicione en el INEM son inmejorables, pagan puntualmente y no tengo que hacer nada. Como cualquier funcionario, vamos. Y el sueldo es genial, es de mileurista! Nótese que el término mileurista, antes despectivo, ahora es motivo de júbilo y alegría. Con decirte que mi madre quería colgar mi nómina en la nevera junto al notable de religión de tercero.

Lo malo es que es un contrato temporal, que ahora están muy de moda . Además, tal y como están las cosas, no me extrañaría que aplicaran un ERE a los parados. Que eso de chupar del bote está reservado para famosos y corruptos (o famosos y corruptos en el caso de alguno).

Total, que en previsión de quedarme en la recalle (el paro del paro), me he puesto a buscar un trabajo. Hay quien me ha dicho que mejor busque un unicornio para vender su sangre. Puestos a cazar un animal mitológico, mejor un caballo con cuerno que un contrato indefinido. Pero no me gusta matar animales. Así que he decidido ir en busca de un contrato.

Lo primero que he visto es que las carreras universitarias son como las alas de un avestruz, molan pero no te van a llevar a ningún lado. Da igual si tienes una, dos o siete carreras, además necesitas un máster. Y no me refiero a estudios superiores, sino a una banda de tela que diga algo así como “máster del universo”. Porque sino tienes eso, ya te quedas fuera del proceso de selección.

Por supuesto, también necesitas saber idiomas. ¿Para qué? Para nada. Si el trabajo es de reponedor de yogures en un Mercadona. Pero igualmente te piden inglés, francés y pársel. Que digo yo, aunque los yogures vengan de holanda, ¿te vas a poner a hablar con ellos? Porque si esperas hablar algún idioma que no sea el español chapurreao en tu empresa, vas a tener que meterte en el programa de intercambio. Porque tu jefe sabe de inglés lo que tú de física cuántica. De hecho, el otro día me hicieron una entrevista pegando una soberana paliza al diccionario de francés. Pero da igual, es requisito indispensable.

Y si resulta que tienes 3 carreras, 2 masters y hablas 8 idiomas, entonces te piden experiencia. ¿Cuánta experiencia? Toda. El otro día vi una oferta de trabajo para una empresa de bebidas alcohólicas que pedían 12 años de experiencia. ¡12 años! Que digo yo, ¿estarán buscando al tío que metió el whisky Chivas  en la barrica hace doce años? Que igual no hace falta. Llámame atrevido, pero igual puede sacarlo otra persona. Alguien que solo tenga 8 años de experiencia.

Por supuesto, el candidato tiene que tener menos de 35 años. Que si hechas los cálculos, entre estudios y experiencia el tío debería entrar en la universidad a los 7 años. Últimamente me paseo por los colegios y pienso, pobrecillos, ya se les ha pasado el arroz.

Pero no te preocupes, el gobierno ya ha pensado en todo, está retrasando la edad de jubilación para que tengas un par de años más para encontrar ese trabajo soñado y poder colgar en tu nevera tu mileursueldo.

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