miércoles, 26 de diciembre de 2012

Comidas de Navidad


Seguimos con la navidad. Como ves, este año he decidido regalarte un poco de risoterapia ya que los Mayas se han equivocado (o eso decimos) y hay que seguir disfrutando de la vida.



El año pasado hablamos de las famosas cenas de empresa y la semana pasada le metimos mano al turrón así que ya ha llegado el momento de hablar de las comidas familiares.



Las comidas familiares son como los juegos de mesa, en cada casa sus reglas. Así que hoy os voy a contar la mía.


Como es noche buena hay que hacer menú completo con entrante, primer plato, segundo plato, postre, turrones, copa y puro. Y no puede ser cualquier tontería, tiene que ser todo de alta cocina.



Entrante



La idea de esto era abrir el apetito mientras llega lo otro, así que en teoría se preparan dos cosillas pa picar y listos. En teoría.



En la práctica se empieza con los canapés de salmón ahumado (que hace fiesta) y un sucedáneo de caviar que se parece al caviar de verdad como el jamón de york al solomillo de buey. Después vienen las tartaletas, la clásica de philadelphia, una de atún y otra de una pasta de color pegote de plastelina que se ha inventado alguien en un arranque de originalidad. Para acabar de adornar el plato, dos espárragos, una gamba (sino no es Navidad), tres mejillones y una hoja de perejil.



Así que cuando se da el pistoletazo de salida empieza el momento de comerciar como si fuera la bolsa wall street: ¡Cambio espárragos por mejillones! ¡Tartaleta de atún por la de philadelphia! ¡Compro gambas!



La comida cambia de plato a toda prisa mientras tú intentas deshacerte de la tartaleta de plastelina a cambio de la concha de un mejillón. Y no se cómo lo hago que cada año termino con 5 espárragos y sin gambas.



Todo esto mientras intentas agarrar algo del centro de la mesa. Para que nadie se quede con hambre, han puesto embutidos, aceitunas, patatas, salsas, pan para las salsas... Y no te creas que es tarea fácil porque todo está rodeado por un bosque de copas.

Y aquí tengo que abrir un paréntesis. 

Mamá, las copas no son irremplazables. He visto la caja de las copas y ya sé que no son de cristal de Venecia sino de una oferta de 2X1 del pryca (sí, de cuando existía PRYCA). Además, cada año se rompen dos pero al año siguiente sigue habiendo las mismas. ¡Se reproducen! Y no te preocupes, si no se reproducen, encontraremos otras iguales porque SON TODAS IGUALES. Decir que distingues las copas es como decir que un bebé se parece a su padre: MENTIRA! Se parece al bebé de la cuna de al lado, por eso lleva pulsera. Para distinguirlos.



Pero todo eso no importa, como no te quieres llevar la bronca de tu madre/abuela, tienes que esquivar las copas. Y vigilar las velas y  los adornos camuflados, que como te descuides te comes un papanoel de cera.



Entre comercio, malabarismos y risas, pasa la primera hora de cena. Te ha costado pero has conseguido comértelo todo (hasta la hoja de perejil) y llenarte. Ya solo falta la copita y listo. Y entonces anuncian el primer plato.



El primer plato



Plato si que es, pero primero... Después de media docena de canapes, 3 tartaletas, 5 espárragos, 3 mejillones y medio, chorizo, jamón, queso, patatas y aceitunas... Llamarlo primer plato es como decir que yo he descubierto américa. Que si que he estado, pero antes que yo han estado muchos, como con mi novia Stella.



Total, que oyes la palabra sopa y sabes que tu deber como comensal no ha acabado. El pueblo te necesita para vaciar esa olla, una olla tan grande que hace falta escalerilla para llegar al fondo. Una olla con más fideos que en la convención anual de fideos gordos de wiskonsin. Una olla con tantas almejas como continentes (es que estas son más caras). Y pides un plato. Un plato lleno, porque eres un hombre. Y tu tío te lo pone más lleno, porque él también es un hombre.



A tu lado oyes como las cucharas reman en los platos al mismo ritmo. Primero con entusiasmo, luego con ganas y después con inercia. Hasta que el repiqueteo cesa poco a poco. Has cumplido. Habéis cumplido. Llega el momento de la copa... Turuuuuuuuu! Las trompetas anuncian el fin del mundo...



Segundo plato



Turuuuuuu! Turuuuuu! El corderoooo! Después de media docena de canapes, 3 tartaletas, 5 espárragos, 3 mejillones y medio, chorizo, jamón, queso, patatas y aceitunas, y un plato de sopa; llega el cordero. Y no llega solo, llega con los champiñones, las patatas y la zanahorias 'glacee'. Zanahorias que se me ocurrió hacer un año, gustaron mucho, y desde entonces cada año me paso 3 horas pelando y cortando.



Postre, turrón, copa y puro


Y ahora si, ya ha llegado el momento de la copa. Porque del postre paso y del turrón prefiero no hablar porque este año han sacado uno de natillas con galletas... ¿Habrá uno de natillas sin galletas?



Volviendo a la copa.. Pues eso, ¡que me vuelvo a la copa!



¡Feliz Navidad!

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