Seguimos con la navidad. Como ves,
este año he decidido regalarte un poco de risoterapia ya que los Mayas se han
equivocado (o eso decimos) y hay que seguir disfrutando de la vida.
El año
pasado hablamos de las famosas cenas de empresa y la semana pasada le metimos
mano al turrón así que ya ha llegado el momento de hablar de las comidas
familiares.
Las comidas familiares son como los juegos de mesa, en cada casa
sus reglas. Así que hoy os voy a contar la mía.
Como es noche buena hay que hacer
menú completo con entrante, primer plato, segundo plato, postre, turrones, copa
y puro. Y no puede ser cualquier tontería, tiene que ser todo de alta cocina.
Entrante
La
idea de esto era abrir el apetito mientras llega lo otro, así que en teoría se
preparan dos cosillas pa picar y listos. En teoría.
En la práctica se empieza
con los canapés de salmón ahumado (que hace fiesta) y un sucedáneo de caviar
que se parece al caviar de verdad como el jamón de york al solomillo de buey.
Después vienen las tartaletas, la clásica de philadelphia, una de atún y otra
de una pasta de color pegote de plastelina que se ha inventado alguien en un
arranque de originalidad. Para acabar de adornar el plato, dos espárragos, una
gamba (sino no es Navidad), tres mejillones y una hoja de perejil.
Así que
cuando se da el pistoletazo de salida empieza el momento de comerciar como si
fuera la bolsa wall street: ¡Cambio espárragos por mejillones! ¡Tartaleta de
atún por la de philadelphia! ¡Compro gambas!
La comida cambia de plato a toda
prisa mientras tú intentas deshacerte de la tartaleta de plastelina a cambio de
la concha de un mejillón. Y no se cómo lo hago que cada año termino con 5
espárragos y sin gambas.
Todo esto mientras intentas agarrar algo del centro
de la mesa. Para que nadie se quede con hambre, han puesto embutidos,
aceitunas, patatas, salsas, pan para las salsas... Y no te creas que es tarea
fácil porque todo está rodeado por un bosque de copas.
Y aquí tengo que abrir
un paréntesis.
Mamá, las copas no son irremplazables. He visto la caja de las
copas y ya sé que no son de cristal de Venecia sino de una oferta de 2X1 del
pryca (sí, de cuando existía PRYCA). Además, cada año se rompen dos pero al año siguiente sigue habiendo las
mismas. ¡Se reproducen! Y no te preocupes, si no se reproducen, encontraremos
otras iguales porque SON TODAS IGUALES. Decir que distingues las copas es como
decir que un bebé se parece a su padre: MENTIRA! Se parece al bebé de la cuna
de al lado, por eso lleva pulsera. Para distinguirlos.
Pero todo eso no importa,
como no te quieres llevar la bronca de tu madre/abuela, tienes que esquivar las
copas. Y vigilar las velas y los adornos camuflados, que como te
descuides te comes un papanoel de cera.
Entre comercio, malabarismos y risas,
pasa la primera hora de cena. Te ha costado pero has conseguido comértelo todo
(hasta la hoja de perejil) y llenarte. Ya solo falta la copita y listo. Y
entonces anuncian el primer plato.
El primer plato
Plato si que
es, pero primero... Después de media docena de canapes, 3 tartaletas, 5
espárragos, 3 mejillones y medio, chorizo, jamón, queso, patatas y aceitunas...
Llamarlo primer plato es como decir que yo he descubierto américa. Que si que
he estado, pero antes que yo han estado muchos, como con mi novia Stella.
Total,
que oyes la palabra sopa y sabes que tu deber como comensal no ha acabado. El
pueblo te necesita para vaciar esa olla, una olla tan grande que hace falta
escalerilla para llegar al fondo. Una olla con más fideos que en la convención
anual de fideos gordos de wiskonsin. Una olla con tantas almejas como
continentes (es que estas son más caras). Y pides un plato. Un plato lleno,
porque eres un hombre. Y tu tío te lo pone más lleno, porque él también es un
hombre.
A tu lado oyes como las cucharas reman en los platos al mismo ritmo.
Primero con entusiasmo, luego con ganas y después con inercia. Hasta que el
repiqueteo cesa poco a poco. Has cumplido. Habéis cumplido. Llega el momento de
la copa... Turuuuuuuuu! Las trompetas anuncian el fin del mundo...
Segundo
plato
Turuuuuuu! Turuuuuu! El corderoooo! Después de media docena de
canapes, 3 tartaletas, 5 espárragos, 3 mejillones y medio, chorizo, jamón,
queso, patatas y aceitunas, y un plato de sopa; llega el cordero. Y no llega
solo, llega con los champiñones, las patatas y la zanahorias 'glacee'.
Zanahorias que se me ocurrió hacer un año, gustaron mucho, y desde entonces
cada año me paso 3 horas pelando y cortando.
Postre, turrón, copa y puro
Y
ahora si, ya ha llegado el momento de la copa. Porque del postre paso y del
turrón prefiero no hablar porque este año han sacado uno de natillas con
galletas... ¿Habrá uno de natillas sin galletas?
Volviendo a la copa.. Pues
eso, ¡que me vuelvo a la copa!
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