miércoles, 16 de mayo de 2012

QUIERO VS DEBO


Esta semana seguimos con la idea de aportar buen rollo y suerte a través de algunos truquillos para ayudarte a ser más feliz y a hacer más felices a los demás. Hace días que hay una idea que ronda en la cabeza: QUIERO ser más feliz. Y es que cada vez me doy más cuenta de que para ser feliz y hacer felices a los demás hay que hablar más de quiero y menos de debo o tengo que…

Seguro que a lo largo del día te dices muchas veces tengo que hacer esto o debo hacer lo otro. Pues esta semana te invito a que cuando digas alguna expresión de este tipo, se te encienda una bombilla. Cuando hablas de lo que debes hacer, hablas de algo que tienes la obligación de hacer. Y esa obligación implica muchas cosas.

La primera es que una obligación es aquello que tienes que hacer quieras o no quieras. Cada vez que dices tengo que, estás diciendo que hay algo que decide por ti.  Así que te invito que te preguntes: ¿Hay algo que me obligue o es cosa mía?

Por ejemplo, cuando te dices que tienes que adelgazar, lo pones como una obligación pero en realidad es una cosa que haces porqué tú quieres.

Si te das cuenta de que la supuesta obligación viene de ti, ya no es una obligación. Es un compromiso. Es decir, es una cosa que haces porque has decidido hacerla. Así que en vez de decir tengo que adelgazar te invito a que digas quiero adelgazar. Luego veremos porqué.

Hay algunos casos en que sí hay una voluntad externa que te impone la obligación. Pero, ¿realmente puede obligarte?

Por ejemplo, tu jefe te obliga a trabajar horas extras y tú llamas a tus amigos para decirles que te tienes que quedar a trabajar. A priori puede parecer una obligación, pero en el fondo tu contrato solo te obliga a quedarte hasta tu hora, así que realmente no tienes la obligación. Si decides quedarte (porque quieres ayudar para que tu empresa salga adelante, para pedir otro día libre o porque te da miedo ser despedido) no vale decir que te tienes que quedar, mejor di simplemente que te quedas. Por qué lo haces tomando la decisión.

Y voy a ir un paso más allá. Las obligaciones no existen, son los padres. Te pueden impedir hacer algo, pero aún no ha llegado la forma de obligarte  a hacerlo. Porque al final, tu cuerpo y tu mente son tuyos por lo que nadie te puede obligar físicamente a que hagas ninguna acción.
Hasta la peor de las situaciones, con una pistola en la sien, puedes decidir morir de pié. Siempre te puedes levantar de tu puesto de trabajo a tu hora y salir por la puerta. Así que en cualquier situación, acabas tomando una decisión. Lo haces porque quieres.

Ojo, querer no quiere decir apetecer. Por ejemplo, cuando suena el despertador por la mañana te dices no quiero ir a trabajar pero tengo que ir. Sin embargo, si vas a trabajar es porque quieres (por lo menos para poder seguir llevando la vida que llevas o una mejor). Pero nadie te obliga a tener un trabajo. Así que cuando dices no quiero ir a trabajar pero tengo que ir, lo que realmente significa es no me apetece ir a trabajar pero quiero ir porque me compensa.

Y te preguntarás, ¿para qué sirve cambiar el DEBO/TENGO QUE por el QUIERO?

Cada vez que digas QUIERO te darás cuenta de que TÚ estás tomando la decisión. Y si estás tomando una decisión quiere decir que por lo menos hay una alternativa (decir no quiero). Así que de pronto abrirás tu mente a otras opciones que te estabas perdiendo.

Además, si finalmente decides hacerlo será porque en algún punto te compensa. Y pensarlo de esta manera te llevará a darte cuenta de las cosas buenas de hacerlo. Con eso conseguirás añadir una parte positiva a algo que parecía que no la tenía.

Bueno, ahora te tengo que dejar… perdón, te quiero dejar para que le des una vuelta y me digas que te parece la reflexión.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, excelente reflexión, me sucede a menudo no querer ir a trabajar e ir porque "debo".

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola Carla! Gracias por tu comentario. Te lanzo una pregunta, ¿qué vas a hacer al respecto? ;)

    ResponderEliminar