De pronto una señal que hace que tu cuerpo se ponga alerta. Un ladrido de un perro o una llamada de tu jefe. Suben tus niveles de ansiedad. Eso hace que tu corazón bombee más rápido para dar más potencia a brazos y piernas, sube la adrenalina para aumentar tu capacidad de respuesta y "metes barriga" para poder pelear o salir corriendo. Sientes que corres peligro y tu mente se pone a trabajar para ver como lo puede evitar. Efectivamente, sientes miedo.
La señal:
La señal: Tu jefe te llama a su despacho y piensas, “me va a despedir”. ¿Estás seguro de que te ha llamado a ti? ¿Puede ser que te llame para otra cosa?¿Estaba enfadado?
Como dirían los psicólogos, el miedo es una reacción adaptativa. Pa entendernos, es una reacción que te ayuda a "sobrevivir". Es una emoción que te alerta de lo que puede pasar en el futuro, lo que te permite anticiparte al peligro.
Hasta aquí parece que no está tan mal. Si ves un león o te van a atracar a punta de pistola, el miedo puede ser muy útil para salir corriendo.
El problema viene cuando ese miedo te impide vivir una vida normal. El problema viene cuando el miedo pasa del león a la cucaracha y del atracador al jefe. Porque el miedo tiene un coste de energía y un coste emocional muy importante. Si eso te sirve para salvar la vida, el coste está bien pagado. Pero ten en cuenta que tu energía es limitada así que no puedes vivir en el miedo.
Como esto del miedo genera bastante mal rollo. Hoy te propongo analizar los aspectos del miedo para darte algunos truquillos sobre como superarlo.
La señal:
Lo primero que te llega es un estímulo de que se acerca un peligro y activa el miedo. Por ejemplo, ves un bicho volador y piensas “¡abejas!”. ¿Estás seguro de que lo que has visto era una abeja? ¿Y si era una mosca?
Truquillo: Muchas veces, confundes la señal y tienes miedo sin necesidad. Asegúrate de que es la señal.
El peligro:
Pongamos que has visto bien. Pongamos que era una abeja. Ahora toca ver cómo es el peligro. ¿Hay muchas abejas o hay solo una? Igual has pegado un bote y cuando lo miras te das cuenta de que solo hay una. Pues no era para tanto, ¿no?
Truquillo: A veces el peligro es menor de lo que parece, mídelo.
El Riesgo:
Vale, son muchas abejas es. Pero, ¿está cerca de ti o iba de camino a otro lado? Es más, aunque estén aquí ¿por qué te iban a picar?? Si lo hacen pierden la vida…
Truquillo: Además de evaluar el peligro, no está mal ser consciente de la probabilidad real de sufrir daño.
El daño:
Pues no estás de suerte y te ha picado la abeja. Te duele mucho y te tienes que poner hielo y una pomada. Vaya mala suerte y vaya mal trago. Pero, ¿cuánto tiempo te va a doler? ¿10 minutos? ¿20? Ponle todo un día, ¿y después qué? Pues nada, una anécdota más que contar.
Truquillo: La mayoría de daños son pasajeros y no son irreversibles. No lo olvides.
Quizás dirás, ¿porqué me hablas de abejas si a mi me da igual? Ok, hablemos del trabajo:
La señal: Tu jefe te llama a su despacho y piensas, “me va a despedir”. ¿Estás seguro de que te ha llamado a ti? ¿Puede ser que te llame para otra cosa?¿Estaba enfadado?
El peligro: Pues si, te ha llamado y no para darte un ascenso. ¿Está muy enfadado? ¿Realmente crees que lo que has hecho es tan grave para él?
El riesgo: Parece que la has liado parda. Más que eso, leoparda. Tu jefe está muy enfadado. Pero, ¿te parece una bronca o un despido.?¿Cuál ha sido tu error? ¿Ha sido tan grave como para echarte?
El daño: Definitivamente, no es tu día, primero te pica una abeja y después te despiden. Es una faena. Ahora te tocará buscar trabajo y sobrevivir como puedas hasta que te salga otra cosilla. ¿Cuánta gente conoces que se haya muerto de hambre en España? ¿Cuánta gente conoces que no haya encontrado trabajo en 5 años? ¿Porqué ibas a ser tú el primero o la primera? De aquí a un tiempo será otra anécdota que contar.
Y por último, el miedo lleva a la preocupación. Lo que quiere decir que te PRE-ocupas, es decir, que te ocupas antes de lo que toca. El sentir miedo solo te sirve para evitar el peligro. Si el peligro es inevitable el miedo solo te sirve para pasarlo mal dos veces: cuando tienes miedo y cuando sufres el daño.
Muy bueno! Qué arte tienes para describir situaciones y estados!
ResponderEliminarCon mucho acierto separas claramente el miedo instintivo de supervivencia y el miedo que pre-ocupa (me encanta el término).
Gracias al miedo los animales han podido sobrevivir y evolucionar. Si no tuvieran miedo se meterían en la boca del lobo sin inmutarse. Está claro que el hecho que el miedo active los reflejos para protejerse o escapar es la salvación en muchas ocasiones. Y además son muy graciosas las caras que inevitablemente se ponen.
Pero una vez hemos pegado un salto, nos hemos cubierto la cabeza con las manos, nos hemos tirado al suelo o hemos echado a correr conviene analizar el comportamiento del cerebro, porque todo el miedo se vuelve contraproducente.
Si lo que nos ha alertado no era un susto entonces todavía tenemos miedo. Nos persigue un león, una abeja, el profe nos pregunta algo que no sabemos en clase delante de todos, el jefe nos echa una bronca de cojones... ¿Y cómo reacciona el cerebro? La visión se reduce a la mitad, se te caen las cosas de las manos, si corres tropiezas con un cacahuete, te entra calor, frío... en definitiva: estás bloqueado. La RAM del cerebro funciona al 10%, no nos deja buscar la mejor respuesta y no nos deja valorar todo lo que explicas arriba (cuánto peligro nos acosa, qué riesgo corremos, cuánto daño puede hacernos...).
De todas formas, sobrevivas o no, ese miedo no deja de ser pasajero. Es peor el miedo persistente. El miedo que te impide hacer cosas. El miedo que ni el tiempo ni el perdón dejan atrás. El miedo perpetuo al jefe, a la pareja, al fracaso, a la muerte... a lo que sea. El miedo que te impide vivir normalmente feliz. Pues eso es exactamente la felicidad: la ausencia de MIEDO.
Gracias por el comentario :) Genial entrada dentro de la entrada y explicando muy claro la idea. Gracias :)
ResponderEliminarJusto hoy necesitaba leer esta teoria, ya estoy mejor! Gracias :)
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