miércoles, 20 de junio de 2012

El Secuestro Emoncional


Este mes hemos batido el récord de páginas vistas desde el día que empecé. Así que parece que cada vez somos más los tipos y tipas con suerte que tenemos ganas de ser más felices.

Si eres de los que ya ha leído más entradas, ya sabes como funciona. Y si acabas de llegar te preguntarás de qué va todo esto. Se trata de un blog en el que escribo todos los miércoles compartiendo mi filosofía de vida y algunos truquillos para que tengas más suerte en tu día a día y seas más feliz. La idea es que cojas aquello que te guste y te sirva para algo y lo compartas con quien quieras. Si te animas, puedes aportar tus ideas tanto en los comentarios de aquí como en el grupo de Facebook.

Y dicho esto, esta semana quiero compartir contigo otra idea interesante que he leído en un libro de Goleman (Inteligencia emocional): El secuestro emocional.

Para entendernos de una forma muy sencilla (y poco profesional), cuando aparecieron los primeros monos guapos a los que podemos llamar papá; la vida era bastante complicada. Había mucho diente de sable suelto así que nuestros tatarabuelos no tenían mucho tiempo para pensar. A la que olían a tigre su cerebro sentía la emoción del miedo y salían corriendo al árbol más cercano.

Poco a poco el cerebro fue creciendo y desarrollando la capacidad de pensar cuando recibía una señal. Por ejemplo, huele a tigre pero es mi tía Bernarda que no se ducha. De esta manera adaptaba la respuesta a la situación. Por eso, hoy en día, lo más habitual es que ante un estímulo, el cerebro piense y de una respuesta lógica.

¿Siempre? Pues la verdad es que no porque aún nos queda ese instinto animal. Durante tu vida has asociado algunas señales de los sentidos con una emoción (ladrido-miedo, Bankia-enfado, lotería-alegría…). De esta manera, cuando el cerebro siente alguna de esas señales se pone en modo de respuesta automática urgente. La parte emocional del cerebro siente que necesita dar una respuesta cuanto antes y secuestra las funciones del cerebro. Mientras tanto, la parte racional (la que piensa) no ha tenido tiempo de procesar la información por lo que casi no se da cuenta de lo que está pasando.

Por ejemplo, oyes el ladrido de un perro cerca y sientes miedo, tus hombros suben para arriba, metes barriga y sales corriendo. Aunque esa respuesta automática es tan rápida que podría salvarte del perro, no te permite pensar y darte cuenta que has salido corriendo hacia la carretera…

Las emociones son necesarias para tomar decisiones, pero hacer las cosas en medio de un secuestro emocional no parece que te vaya ayudar mucho. Así que aquí te dejo un par de truquillos para recuperar el control de la situación. Aunque el secuestro se produce con casi cualquier emoción, me voy a centrar en las negativas, concretamente en el enfado y el miedo, por eso de seguir combatiendo el mal rollo.


1. Date cuenta de que estás en medio de un secuestro.

Aunque al principio te resultará algo difícil, te recomiendo que de vez en cuando te pares y te preguntes cómo te sientes. Poco a poco irás reconociendo que emociones tienes y aprenderás a ser consciente de ellas.

Mientras tanto, para ser más prácticos, un truco para saber si estás en medio de un secuestro es darte cuenta de que sientes estrés y sientes nervios. Hacer algo fuera de lo normal (contestar mal, quedarse callado, etc…) pueden darte una pista.

Otro truquillo es fijarse en la situación. Seguramente sabes que hay algunas situaciones en las que te sueles estresar. Así que cuando veas que se va a producir una de esas situaciones (un examen, un partido…) estate atent@ porque hay muchos números de que sufras un secuestro.


2. Recupera el control de tu cuerpo.

Como se trata de una situación urgente para tu cerebro emocional, lo primero que hace es controlar el cuerpo para que responda de la forma más rápida posible. En situaciones de tensión, el cuerpo suele subir tus hombros, meter barriga y activar todos los sentidos al máximo. Así que te das cuenta de que tus hombros están arriba y de que estás a la que saltas, ya puedes confirmar que estás en un secuestro.

Así que una vez confirmado, lo mejor para recuperar el control es empezar por controlar tu cuerpo. Baja los hombros y haz el molinillo con todo el brazo (girando desde el hombro). Con esto conseguirás relajar estos músculos y quitar mucha tensión.

Pero seguramente tu corazón seguirá bombeando a toda pastilla por si necesitas más energía en algún sitio del cuerpo. Así que para relajar el corazón te recomiendo un simple ejercicio de respiraciones: coge aire contando hasta 5, aguántalo dentro contando hasta 5 y finalmente sácalo contando hasta 5. Si haces esto 5 o 10 veces verás como poco a poco el corazón se ralentiza. Además, este tipo de respiración te obliga a sacar barriga con lo cual también relajará toda esa zona.


3. Recupera el control de la emoción.

De esta manera has recuperado el control del cuerpo pero eso no ha conseguido liberarte del todo de la emoción que tenías. Está claro que tomar decisiones con una emoción hará que la decisión se decante para un lado u otro. Por ejemplo, si sientes ira, es posible que decidas dejar a tu pareja mientras que si sientes alegría igual le pides matrimonio. El problema es que esas decisiones se toman en función de una emoción que no va a durar para siempre, por lo que quizás te equivocas.

Por ello el siguiente paso es transformar esta emoción.  Como estamos hablando de miedo o enfado, lo que más me ayuda a salir de esta emoción es un poco de bueno rollo. Y para eso tengo tres herramientas:

a) Busco en youtube la canción que es un mix de Don’t worry, I’m tours y Somwhere over the rainbow.
b) Me meto en una página de chistes o monólogos.
c) La última y mi preferida: Me imagino a un Tiranosaurio Rex poniéndose un sombrero.


4. Responde, no reacciones.

Después de estos 3 pasos, con un poco de suerte habrás conseguido librarte del secuestro emocional y volverás a estar en un estado neutro. Aún así, es posible que quede algún resquicio por lo que te recomiendo que en el momento de actuar lo hagas de la forma más neutra posible. Responde a la situación sin implicarte emocionalmente (sin reaccionar). Y si no tienes claro que vaya a salir bien, quizás es buena idea que pospongas dentro de lo posible tu respuesta.


Espero que estos truquillos te ayuden a detectar esos secuestros emocionales y a recuperar el control de la situación. Te invito a que lo pruebes y me expliques si te ha funcionado.

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