miércoles, 18 de julio de 2012

Literalidad, Contexto y Omisión


Mucha gente dice que soy muy intuitivo y se sorprenden cuando “adivino” cosas sobre ellos. Sin embargo, no se dan cuenta de que lo que adivino ya me lo han dicho ellos mismos hace un rato. En cualquier caso, esto me permite conocer mejor a las personas de mi alrededor y conectar más con ellas. Así que hoy voy a compartir contigo este pequeño truco: escucha la literalidad.

El lenguaje tiene dos funciones principales: describir la realidad y generar la realidad. Y el truquillo que voy a compartir contigo se centra en la primera.

Describir la realidad, o mejor dicho, tu percepción de la realidad, es la forma de compartir información con los demás. Por ejemplo, si dices “tengo una camiseta verde”, los demás podrán imaginarse el color de la camiseta. También te sirve para describir el tiempo, un hecho o incluso tus sentimientos.

Al describir eliges unas palabras determinadas de entre todas las que conoces. Por ejemplo, no es lo mismo decir que tu camiseta es verde lima que decir que es verde melón. Esto puede parecer una tontería sin embargo cuando hablas, estás eligiendo las palabras exactas que expresan cómo lo ves.

Hay quien dice que no existen los sinónimos perfectos, que cada palabra tiene su matiz. Por ello, al elegir una y no la otra quiere decir que los matices de esta palabra se ajustan más a tu visión.

De la misma manera, cuando hables con otras personas podrás darte cuenta de que hacen lo mismo. Eligen las palabras. Y si prestas atención a estos matices conocerás mucha más información (sobre ti y sobre los demás) de la que parece que tenías en un principio. Y si quieres desgranar esa información te propongo 3 aspectos a tener en cuenta a través de un ejemplo:

Literalidad: Entre todas las palabras que conoce,  entre todos sus sinónimos, ha elegido una palabra. Lo más importante es tener en cuenta que si ha elegido esta palabra lo único que sabemos seguro es esa palabra. En este punto es importante que sepas el significado que tiene esa palabra para tu interlocutor. No es lo mismo coger en Madrid que en México. Así que ante la duda, duda.

Ej. Un hombre de 40 años te habla de su “pareja”. En este caso ha dicho pareja. Si nos atenemos a la literalidad, lo único que puedes decir es que se trata de otra persona con la que tiene una relación sentimental.

Contexto: Este incluye toda la información que tienes sobre la persona que habla y su situación como del momento en que estás hablando con el o ella. El contexto puede cambiar completamente el significado de la frase. No es lo mismo que tu amigo te hable de su pareja que sea un jugador de poker el que habla de su “pareja”.

Ej. Estamos hablando de una persona de 40 años. Lo más habitual en España para alguien de esa edad sería pensar que está casado. Por lo que podrías pensar que su pareja es su mujer. En este caso no sabemos nada más de la persona ni de la situación de la conversación, pero siempre puedes sacar buena información si te fijas un poco.

Omisión: Pero además de lo que dice y su contexto, hay algo muy importante: al elegir esa palabra, ha descartado entre todos sus posibles sinónimos. Una palabra tiene tanto significado en ella misma como en los matices que la distinguen de sus sinónimos.

Ej. Al pensar en posibles sinónimos el más lógico, según hemos visto hasta el momento, sería mujer. Así que es posible que haya elegido la palabra “pareja” para no decir “mujer”. ¿Qué diferencia a las dos palabras? “Pareja” parece que no tiene muchas connotaciones pero “mujer” si tiene muchos matices. Para empezar, determina un sexo, femenino. También determina un estado civil, casado. Por último, está muy relacionada al tipo de relación matrimonial más clásico de España.  Por tanto, es posible que no quiera decir mujer porque sea homosexual, porque no esté casado o porque se considera una persona progresista a quién la palabra mujer le parece conservadora.


La idea de esto es que puedas estar más atento a tus conversaciones (tanto en lo que dices como en lo que dicen) y eso te permita entenderte mejor a ti mismo y a otras personas para seguir generando buen rollo. No se trata de analizar todas tus conversaciones sino de entender los matices.

Por eso ante todo recuerda que lo único que sabes es lo que ha dicho literalmente. Todo lo demás son conjeturas que te pueden ayudar a formarte una idea pero que no tienes ninguna prueba de que sean verdad. Así que ante todo recuerda el primer aspecto, literalidad, solo sabes seguro lo que ha dicho.

Y aprovecho la literalidad para contarte que la semana que viene andaré (literalmente) en Santiago y desconectaré de internete así que tienes dos semanas hasta la próxima entrada para probar este truco y contarme que te ha parecido.

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