Donde dije digo, digo Diego. Últimamente me he encontrado
con bastante gente que eso de la coherencia no lo lleva muy bien.
Un día te consideran la madre Teresa de Calcuta y al día
siguiente eres el primo malo de Hitler. Pasas de ser el empleado del mes a ser
un elemento prescindible para la empresa. Tan pronto se quieren casar contigo
como no te saludan por la calle. Si hubiera un patrón sería algo así como: lo
que vale el lunes, no vale el martes, el miércoles sólo a medias, el jueves
completamente y el viernes para nada. ¿Y al lunes siguiente? ¡Cambio de patrón!
A esa gente la clasifico dentro de la especie Doris (memoria
de 3 segundos). Es una especie muy extendida. La encontrarás en el amor (me
gustas – no me gustas), en la amistad (puedes contar conmigo – me pillas fatal)
y hasta en la cama (yo te aviso…).
Por supuesto, también la puedes encontrar en el trabajo. Si
entras a trabajar y te piden que pintes la valla de verde, al acabar de
pintarla esperas unas palabras de gratitud. Pero a veces te toca una jefa
Doris y cuando le enseñas la valla
te regaña: ¡Yo no te dije que la pintases de verde! ¡Píntala de azul! Tú, que
de joven te inflaste a pasas para tener buena memoria, te quedas dudando.
Bueno, quizás no me lo dijo… Así que te pones a pintarla de azul. Pero cuando
acabas, nuestra amiga vuelve al ataque: ¡Te dije que la pintases de rojo! Y ahí
es cuando tu cerebro conecta, las nueces hacen efecto y dices: ¡eso no es
verdad!
Sea como sea, el resultado suele ser el mismo. Si me
permites el símil futbolístico, es como si el defensa que rompía el fuera de
juego se sale del campo después del pase y el linier levanta el banderín. Ese
sentimiento que se resumen en: ¡Árbitro! ¡Si yo estaba en posición correcta!
No se a ti, pero a mi me da bastante mal rollo quedarme en
fuera de juego y más cuando es con trampas. El ser humano es la especie menos
adaptada al medio pero con más capacidad de adaptación. Pero paradójicamente,
nos cuesta cambiar. Ojo, como ya he dicho muchas veces, eso del cambio está muy
bien. Los cambios te permiten reconsiderar la situación y explorar nuevas
oportunidades. El problema es cuando esos cambios duran tan poco que no te
permiten adaptarte y te dejan todo el rato en fuera de juego haciendo trampas.
Eso no mola, pero si hay algo que realmente me genera mal
rollo es que encima nieguen las trampas. Mire usted, señor defensa, ha sido muy
listo y ha engañado al linier. Ya han pitado la jugada y se ha acabado el
partido así que por favor, no me diga que no ha hecho trampas. De verdad, no le
voy a anular el partido, pero tenga un poco de decencia y reconozca que yo no
estaba en fuera de juego.
Acto seguido aparecerán todas las imágenes que demuestran que no estabas en fuera de juego y por lo menos no te volverás loco pensando que ha sido tu imaginación.
Tienes razón, es para volverse loco. Yo quiero un video de esos!!
ResponderEliminarjajaja si lo encuentras, ¡compártelo!
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