Contra lo que puede parecer, el casino no tiene truco, ni
los crupiers conocen la carta que va a salir ni pueden tirar la bola al número
que quieran. Como tantas cosas en esta vida, la explicación real es mucho más
sencilla: juega con la estadística a su favor. La ruleta tiene 36 números, 18
rojos y 18 negros, más el 0. Si decides apostar por un número concreto tienes
una probabilidad de ganar entre 37, vamos que tu juegas a un número y la casa a
los otros 36. Y si por un casual ganas, no pasa nada, ya recuperará el dinero
con otro cliente. En el mejor de los casos, puedes jugar al color negro y
tienes una probabilidad de ganar de 18 contra los 19 de la casa (18 rojos más
el 0), sigue ganando. Y aún así, hay muchas noches que el casino pierde dinero.
¿Por qué? Porqué eso también entra
dentro de la estadística. Si tiras una moneda al aire mil veces, es posible que
tengas una racha de 50 caras seguidas. De la misma manera una noche sale todo negro en la
ruleta del casino.
No, hoy no te voy a dar el truco para hacerte de oro en el
casino, pero todo esto de la ruleta también es aplicable a tu vida. Cada vez
que intentas hacer algo que te gusta, apuestas tu ilusión para ver si sale,
como jugando a la ruleta. Algunas veces tienes más probabilidades de ganar
(incluso más que la banca) y otras menos, pero al final se tira la bola y
cuando para, o ganas o pierdes. Igual que pasa en el casino, la suerte viene a
rachas que pueden ser muy largas. Hay temporadas que por más que pongas tu
ilusión al rojo una y otra vez, siempre sale negro. Y cuando llevas mucho tiempo apostando puedes llegar a pensar
que la cosa está amañada, que hay truco, magia o que las tiradas están
relacionadas, que el último negro es fruto del anterior. Como sabes, últimamente
he tenido una racha de esas y cuando me venían todos estos pensamientos a la
cabeza, paraba y me decía: hay una noche que sale todo negro en el casino, pero
si sigo jugando, al final del año ganaré.
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