Hace unas semanas empecé a hablar de esto de la inteligencia emocional y te conté que el tema va de conocer y manejar las emociones propias
y ajenas. Vamos, que se trata de
saber que sientes y ver que haces con ello. También va de tratar de saber que
sienten los demás y que puedes hacer tú con ello.
Ya que estaba, te conté un truquillo para empezar este camino de desarrollo
de la inteligencia emocional (¡Toma ya como suena!): empezar a identificar las emociones. Preguntarte de vez en cuando cómo te sientes y ponerle un nombre que
te guste. Me siento alegre, triste o simplemente chof.
Esta semana te propongo que sigas por el camino dándo el
siguiente paso. Si ya has sido capaz de identificar algunas de tus emociones,
es el momento de preguntarte, ¿para qué me sirven?
Como ya te conté, las emociones son adaptativas, es decir,
que sirven para ayudarte a sobrevivir. Eso es bueno. Pero a veces influyen
negativamente en tus decisiones. Eso es malo. Pero pueden ser muy divertidas.
Eso es bueno. Pero lo podemos pasar mal. Eso es… Da igual, el caso es que cada
una tiene su función y te afecta de una manera y eso te puede ser muy útil o
muy perjudicial según la situación. Por eso hoy comparto contigo algunas de las
emociones más básicas, sus funciones y como te pueden afectar. Para que luego
tu decidas si te sirven para algo.
Alegría
Función: Sirve para darte la energía y las ganas para emprender
proyectos y superar barreras.
Efectos: Te da confianza y te predispone a pensar que todo lo
puedes. Empiezas cosas nuevas, tomas decisiones
desde un punto de vista optimista...
Peligro: Reduce el miedo a los riesgos por lo que tus decisiones son más optimistas que realistas. Por ejemplo: comprar muchas cosas, apostar
dinero o incluso, en casos de patología extremos, te puede llevar a pensar que
puedes volar si saltas de una ventana.
Tristeza
Función: Sirve para focalizarte en ti mismo para poder
recuperarte del dolor. Además de despierta la empatía de la gente de tu
alrededor para que te ayuden.
Efectos: Aisla
tu mente y paraliza las decisiones, proyectos y acciones que tengas en marcha
para centrarse en el dolor y poder curarlo. Muestra tu vulnerabilidad de cara a
los demás para despertar su empatía y conseguir su apoyo.
Peligro: Paraliza decisiones importantes y urgentes. La
inactividad y el aislamiento durante mucho tiempo pueden generar más tristeza y
entrar en un círculo vicioso. Además, después de mucho tiempo, la tristeza deja
de generar empatía y te hace menos interesante/atractivo de cara a los demás.
Rabia
Función: Activar tu cuerpo y tu mente para luchar contra una
amenaza.
Efectos: La rabia te hace olvidar tus miedos y prepara todo tu cuerpo para la lucha.
En plan superhéroe: te da más fuerza, más rapidez, agudiza los sentidos… Además
te pone alerta ante cualquier amenaza.
Peligro: La rabia te empuja a
una situación de lucha física. Sin embargo, hoy en día la mayoría de luchas no
son físicas. Tanto las discusiones en el trabajo como en tu vida privada no
requieren de fuerza bruta, ni rapidez ni mejores sentidos, sino más intelecto
para poder expresar lo que quieres de la mejor forma y la rabia lo que hace es anular tu parte
racional.
Asco
Función: Sirve para evitar aquello que es malo para ti.
Efectos: El asco hace que sientas la imperiosa necesidad de
evitar la cosa en cuestión. Predispone todos tus sentidos para detectarla por lo que enseguida la
hueles, ves, oyes… Una vez detectada, te mueve a evitarla.
Peligro: Para empezar, aquello que te da asco puede no ser
malo para ti. No es lo mismo que te de asco la carne podrida a que te lo de el
potaje de garbanzos. Por lo cual el asco te puede limitar sin que sea
necesario. Además, aunque la cosa sea realmente mala (como el potaje de
garbanzos), hace que te fijes solo en evitarlo y te lleva a
decisiones precipitadas como vimos en el experimento asqueroso pero ilustrativo.
Sorpresa
Función: Te prepara para aprender todo lo antes posible de un
nuevo elemento.
Efecto: Te paraliza completamente para poder centrar toda tu
atención en lo que acaba de aparecer.
Peligro: Al poner tu foco en la cosa nueva, pierdes la
atención sobre todo lo demás corriendo el riesgo de perderte algo interesante o
de no estar prevenido ante algo peligroso.
Miedo:
La verdad es que del miedo ya he halado bastante. Así que si
quieres luchar contra el miedo, te dejo unos truquillos contra el miedo. Y si
eres del que le gusta solo con hielo, te dejo miedo solo.
¿Y ahora que hago? Pues bien, ahora te toca algo que solo
puedes hacer tú. Ahora que ya sabes que pasa con cada una de estas emociones, la
próxima vez que las sientas decide: ¿me sirve para algo o no me sirve? Y luego
acuérdate de escribirme para contarme qué tal.
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