miércoles, 29 de junio de 2011

La revolución de las hormigas: ¿reglas de juego?


Tanto si estás “indignao” como si no, creo que coincidirás conmigo en que el “mundo” en que vivimos no es perfecto y que tendrían que mejorar muchas cosas. Y como sigo convencido de que tenemos que aportar algo, te propongo que te unas a la revolución de las hormigas.

Durante las próximas entradas te explicaré una forma de cambiar el mundo al más puro estilo de “un tipo con suerte”. Es muy sencillo y creo que te va a gustar. Para empezar, llamaré a la vida EL JUEGO y al sistema político-económico-social LAS REGLAS DE JUEGO.

En primer lugar, mi idea surge de que estos días oigo muchas veces que para cambiar el mundo hay que cambiar las reglas del juego o incluso el juego. Y aunque estoy de acuerdo en que hay que cambiar esas reglas,  creo que eso no es suficiente por 2 razones:

1. Tramposos: Por más reglas que pongas, estas se pueden romper. El prohibir que alguien mate no consigue impedirlo físicamente. Esta norma lo único que hace es determinar las consecuencias para el que la quebrante, un precio a pagar. En principio, esta multa es suficientemente disuasoria para evitar que la mayoría de las personas lo intenten. Sin embargo, siempre queda alguien a quien le compensa pagar ese precio, o simplemente no piensa en las consecuencias en el momento (ya sea por enfermedad, ya sea por otras  razones) y mata. Igual pasa con el que roba. Aunque luego sea obligado a devolver lo robado, nadie puede reponer el periodo en que la víctima ha sido privada de su pertenencia. Y en muchos casos, ni si quiera se le puede obligar a devolver por temas de insolvencia, etc... Por no hablar de lo difícil que es pillar al tramposo. Así pues, aunque cambiemos las reglas de juego por otras más justas, la decisión final de hacer o no trampas depende de cada jugador.

2. Hecha la ley, hecha la trampa. Como vimos en 15M: el primer paso (http://un-tipo-con-suerte.blogspot.com/2011/05/15m-el-primer-paso.html), siempre hay alguien que da la vuelta a la regla de juego en su beneficio. ¿Cómo? Pues resulta que mientras unas pocas personas piensan en las reglas del juego, el resto de la gente (la mayoría o al menos una parte importante) se dedica a buscar la forma de sacar el máximo provecho propio a la norma. Como es lógico, dos cabezas piensan más que una y se encuentra la manera.

>> Un ejemplo de ello es el paro. En principio se creó para ayudar entre todos a aquella persona que se ha quedado sin trabajo mientras encuentra otro trabajo. Pues bien, en tiempo de crisis, cuando más gente lo necesita, nos encontramos que no hay dinero para todos porque mucha gente, teniendo posibilidad de trabajar, prefiere cobrar el paro. Así pues, aprovechan la norma para beneficio propio. Puesto que están dentro de la legalidad, no se puede hacer nada para impedirlo.

Así pues, por más que nos empeñemos en inventar unas normas de juego justas y en intentar hacerlas cumplir, en última instancia depende de cada jugador saltarse las reglas o intentar aprovecharse de ellas. Y no importa cuan compleja hagas la norma o lo duros que sean los castigos, siempre habrá alguien que encontrará la manera de abandonar la esencia del juego, pasarlo todos bien.

Ojo, con eso no quiero decir que no haya que poner reglas. Al fin y al cabo, si ellas no podríamos jugar  porque esta gente que se quiere aprovechar de los demás podría hacerlo aún con más libertad. Tampoco quiero decir que no tengamos que intentar cambiar las reglas que no nos gustan pero si jugamos con un tramposo siempre estropearemos el juego.

Seguro que alguien dirá, pues echamos al tramposo y listo. Pues lo siento pero me parece que hay muchas razones para no hacerlo. La primera es que si conseguimos que deje de hacer trampas, quizás puede aportar mucho y nos divertimos mucho con él. Y otra razón es porque TODOS HACEMOS TRAMPAS. Hay gente con más fichas de juego (llámale dinero) que al hacer trampas hace más daño individualmente. Sin embargo, hay muchos más jugadores que sumando sus pequeñas trampas consiguen hacer más daño global.

Así pues, dejando claro que las normas del juego actual deja mucho que desear en muchos aspectos, creo que si empezamos a cambiar el sistema por las reglas es como empezar la casa por el tejado.

Y después de toda esta reflexión, se me ocurrió que la forma de cambiar el mundo es LA REVOLUCIÓN DE LAS HORMIGAS. ¿Cómo? Te lo cuento la semana que viene.

2 comentarios:

  1. Lo prometido es deuda "tipo con suerte",me has hecho recordar que yo soy sietemesino y nací "con los pies por delante",de pié como dicen algunos,que por lo que me han dicho y he leído incluye lo de la buena suerte;en fin,ya hablaremos y leeré tus "cosas" del blog con más tranquilidad,vael?......Soy Gastón,me acabas de dar tu tarjeta en la graduación de tu hermana,el que recomendó a tu otro hermano lo de las Escuelas Waldorf.Te dejo mi blog------radiosappo.wordpress.com------mail:---radiosapo@yahoo.es----Saludos a toda la familia........PD(el padre de la peligrosísima Carlota)....chao..

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  2. Hola Gastón,


    Bienvendio al blog. Espero contagiarte un poco de suerte :). Aprovecho ahora que tengo el tuyo para echarle un vistazo.

    ¡Un abrazo!

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