Ya hemos dicho mil veces que , te guste o no, tu suerte
depende en parte de el resto de personas.
Así que es muy importante saber comunicarte “bien” con ellas. ¿Qué
quiere decir “bien”? Pues básicamente conseguir que los demás entiendan lo que
quieres decir y se predispongan ayudarte con tus objetivos. Lo que los
entendidos llaman, comunicación efectiva.
Como iremos viendo, la comunicación efectiva depende de
muchas (muchísimas) cosas (expresión verbal, situación, comprensión, et…) pero
esta semana me gustaría centrarme en una: el registro lingüístico.
Desde Babel, nos dimos cuenta de que para comunicarse hay
que hablar el mismo idioma. Eso está claro. Sino prueba a mandar un e-mail en
español a un ruso de la estepa rusa (¡qué polvorones!). Pero hablar el mismo
idioma no solo se refiere a la lengua que usas sino también a cómo la usas. Y
aquí es donde entra en juego el registro lingüístico.
Según los diccionarios online, la definición mega chula es:
“Conjunto de variables contextuales, sociolingüísticas y de
otro tipo que condicionan el modo en que una lengua es usada en un contexto
concreto.”
¿Te has enterado? Pues yo tampoco. Y esto es un buen ejemplo
de problema de registro. Está escrito en español pero no me entero. Pues bien,
sin ánimo de corregir y a riesgo de equivocarme, voy a escribir otra definición
que nos sirva para entendernos:
“ Forma de usar la lengua según el contexto y la persona con
la que hablas”.
¿A que mola? Pues por ahí van los tiros.
Para empezar, nuestra lengua es muy rica, a diferencia de
nuestro país. Y eso hace que una palabra signifique muchas cosas diferentes
según el contexto. Por ejemplo: una planta no es lo mismo en el Corte Inglés
que debajo de mi pié o que no es lo mismo un camello en el desierto que en el callejón.
Lo que entienda cada uno dependerá de su experiencia de
vida, las palabras que suele utilizar y el contexto de la conversación.
¿Con quién hablo?
No todos conocemos las mismas palabras ni las utilizamos
igual. Así que al elegir al hablar con alguien es importante que te preguntes:
¿con quién hablo? ¿qué palabras creo que usa normalmente? ¿qué palabra usa para
decir esto en concreto?
De esta manera te asegurarás que le da el mismo significado
que tú al mensaje.
Contexto
“- Lo siento, mi gato ha matado a su perro.
– Pero si mi perro es un pitbull.
– Ya, pero es que mi gato es hidráulico”.
– Pero si mi perro es un pitbull.
– Ya, pero es que mi gato es hidráulico”.
Tan importante es conocer la persona con quien hablas como
el contexto. Por mucho que la persona conozca todas las acepciones de la
palabra gato, tenderá a elegir el significado más lógico. En este chiste malo,
cuando dices la palabra gato en la misma frase que perro, lo más habitual es
que piense en un animal peludo de siete vidas y no en una herramienta de taller.
Así pues, si quieres tener una buena comunicación efectiva,
ten en cuenta el contexto y elige sinónimos que no se puedan mal interpretar o
especifica (a menos que quieras hacer una broma tipo Sheldon “Zasca, en toda la
boca”).
Objetivo
Por último, la comunicación efectiva es adecuada cuando además
de conseguir que te entiendan, consigues predisponer a la persona a hacer lo
que necesitas.
Para ello hay que tener en cuenta:
1. Modo de pensamiento: Por mucho que podamos pensar en más
de una cosa a la vez (cosa que muchas mujeres dudan de nosotros), lo normal es
que todas tengan una relación. Si estás en tiempo de ocio, la mayoría de tus
pensamientos serán relacionados con la diversión, los hobbies, etc… En cambio,
si estás trabajando… Bueno, es posible que también estés pensando en divertirte
jaja Pero digamos que tu pensamiento está en modo buscar soluciones a
problemas, responder rápidamente, etc…
Para conseguir nuestro objetivo necesitamos que la persona
se ponga en el modo adecuado. Si estás dando una clase de música a niños de 14
años y quieres que se concentren, no es una buena idea decir “hoy os voy a
enseñar mi flauta”.
2. Empatía: Tanto si quieres que tu hijo se vaya a dormir de
una vez como si estás dando un consejo, es importante que la otra persona
conecte contigo para escucharte y predisponerse a lo que le dices.
Y para ello, una vez más es importante que habléis en el
mismo registro. Ojo, eso no sirve de apoyo a las mamás que dicen que eres
“guay”. No se trata de imitar una forma de hablar que no conoces. Eso se nota y
produce el efecto contrario. Se trata de que te acerques lo más posible
manteniendo tu esencia. Eso pondrá como una persona auténtica que hace un esfuerzo
por comunicarse en “su idioma”, lo cual despertará la empatía.
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