La verdad es que ando con un mes bastante malo y algo
desmotivado así que he estado dándole vueltas a la motivación y me he acordado
de una teoría bastante interesante que aprendí hace tiempo. Así que esta semana
comparto contigo la teoría de las expectativas, a ver que te parece.
Esto no se me ha ocurrido a mí, lo dijo un tal Victor Vroom
hace ya unos días. Así que si quieres saber la verdad, solo tienes que buscarla
en Google. Y sino, te planto un resumen de esos divertidos pa entendernos.
El señor Vroom decía que tienes más ganas de trabajar cuando
esperas que te salga bien y esperas tener una recompensa que te guste.
Y te preguntarás, ¿porqué la llama la teoría de las
expectativas? Pues básicamente porque tienes que trabajar antes de tener los resultados y de que
te den la recompensa. Así que todo lo haces a la espera (expectativa) de que
vas a conseguir los resultados y que te darán una recompensa que te guste.
Pues vaya tontería evidente. Tienes razón, si se te hubiera
ocurrido a ti te habría citado al principio de la entrada y si se me hubiese ocurrido a mí la
habría llamado la CHACHITEORÍA CUÁNTICA DE LA MOTIVACIÓN. Pero como se le
ocurrió a él, nos tendremos que conformar con la teoría de las expectativas.
Como diría la mamá de una adolescente, vayamos al grano.
Para empezar, hay que hablar de tres conceptos:
Esfuerzo: El trabajo que haces.
Resultado: Lo que obtienes fruto de tu trabajo.
Recompensa: Lo que te dan por los resultados.
Hasta aquí no hay ningún misterio. La gracia está en la
relación entre estos conceptos:
Esfuerzo-Resultado
¿Cuándo curro consigo los resultados que espero? Si la
respuesta es SI, verás que el esfuerzo sirve para algo así que ya empiezas a
plantearte trabajar. Si la respuesta que es NO, ¿para qué trabajar?
No solo tienes que ver que esforzarte tiene resultados, sino
que también es importante conocer el ratio resultados/esfuerzo. Con este
esfuerzo, ¿qué resultados consigo?
Por ejemplo, está claro que si practicas 8 horas al día con
la guitarra, al final serás un Paco de Lucía. Pero no creo que eso te motive demasiado.
La clave es saber cuántas horas necesitas para aprender una canción nueva.
Resultado-Recompensa
Si ya has visto que trabajando consigues los resultados, lo
siguiente que te preguntarás es ¿y yo qué gano con esto?
Conseguir los objetivos por si solo no te motiva, lo que te
motiva es la recompensa que tienes al conseguirlos.
Como pasa en el punto anterior, también es importante
conocer el ratio recompensa/resultados. ¿Cuántas canciones tengo que aprender
con la guitarra para ligarme algún chico o chica?
Recompensa-Satisfacción
Por último, tienes que ver que la recompensa que recibirás
realmente te gusta. Por ejemplo, si las 10 canciones que te has aprendido te
han servido para ligarte al primo feo de la niña del exorcista, vamos mal. Por
muy claro que veas que el esfuerzo lleva a resultados y los resultados a una
recompensa, si no te gusta, se fastidia el invento.
Hasta aquí la chachiteoría de las expectativas. Y te
preguntarás ¿para qué narices me sirve esta chachiteoría?
1) Pues bien, en primer lugar mola. Así que de nada.
2) En segundo lugar, te sirve para encontrar la causa de tu
desmotivación y trabajar en ello. Quizás te ayude a cambiar tus esfuerzos o a
pedir otras recompensas.
3) Por último, si tienes colaboradores en tu empresa, un
equipo de futbol o un par de hijos, esta teoría te ayudará a motivarlos.
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