Hoy tenía una entrada preparada pero a ultima hora he
decidido cambiarla por un poco de risoterapia, que ya hacía demasiado tiempo de
la ultima vez que nos reímos de algo.
Y puestos a reírnos de algo, mejor nos reímos de la
situación actual. ¿Por qué? Porque se lo merece. Porque es pa reírse o echarse
a dormir. Y yo de sueño voy bien. Así que al tema.
Hoy en día trabajo para la empresa más pequeña de España, la
mía ( www.deltalentoalgenio.com para los curiosos) y para la más grande, el
INEM.
Debo decir que las condicione en el INEM son inmejorables,
pagan puntualmente y no tengo que hacer nada. Como cualquier funcionario,
vamos. Y el sueldo es genial, es de mileurista! Nótese que el término
mileurista, antes despectivo, ahora es motivo de júbilo y alegría. Con decirte
que mi madre quería colgar mi nómina en la nevera junto al notable de
religión de tercero.
Lo malo es que es un contrato temporal, que ahora están muy de
moda . Además, tal y como están las cosas, no me extrañaría que aplicaran
un ERE a los parados. Que eso de chupar del bote está reservado para famosos y
corruptos (o famosos y corruptos en el caso de alguno).
Total, que en previsión de quedarme en la recalle (el paro
del paro), me he puesto a buscar un trabajo. Hay quien me ha dicho que mejor
busque un unicornio para vender su sangre. Puestos a cazar un animal
mitológico, mejor un caballo con cuerno que un contrato indefinido. Pero no me
gusta matar animales. Así que he decidido ir en busca de un contrato.
Lo primero que he visto es que las carreras universitarias
son como las alas de un avestruz, molan pero no te van a llevar a ningún lado.
Da igual si tienes una, dos o siete carreras, además necesitas un máster. Y no
me refiero a estudios superiores, sino a una banda de tela que diga algo así
como “máster del universo”. Porque sino tienes eso, ya te quedas fuera del
proceso de selección.
Por supuesto, también necesitas saber idiomas. ¿Para qué?
Para nada. Si el trabajo es de reponedor de yogures en un Mercadona. Pero
igualmente te piden inglés, francés y pársel. Que digo yo, aunque los yogures
vengan de holanda, ¿te vas a poner a hablar con ellos? Porque si esperas hablar
algún idioma que no sea el español chapurreao en tu empresa, vas a tener que
meterte en el programa de intercambio. Porque tu jefe sabe de inglés lo que tú
de física cuántica. De hecho, el otro día me hicieron una entrevista pegando
una soberana paliza al diccionario de francés. Pero da igual, es requisito
indispensable.
Y si resulta que tienes 3 carreras, 2 masters y hablas 8
idiomas, entonces te piden experiencia. ¿Cuánta experiencia? Toda. El otro día
vi una oferta de trabajo para una empresa de bebidas alcohólicas que pedían 12
años de experiencia. ¡12 años! Que digo yo, ¿estarán buscando al tío que metió
el whisky Chivas en la barrica
hace doce años? Que igual no hace falta. Llámame atrevido, pero igual puede
sacarlo otra persona. Alguien que solo tenga 8 años de experiencia.
Por supuesto, el candidato tiene que tener menos de 35 años.
Que si hechas los cálculos, entre estudios y experiencia el tío debería entrar
en la universidad a los 7 años. Últimamente me paseo por los colegios y pienso,
pobrecillos, ya se les ha pasado el arroz.
Pero no te preocupes, el gobierno ya ha pensado en todo,
está retrasando la edad de jubilación para que tengas un par de años más para
encontrar ese trabajo soñado y poder colgar en tu nevera tu mileursueldo.
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