La política actual, un fin.

Al hablar de crisis y economía a menudo lo ligamos con la política. Así que visto que el tema económico no ha suscitado muchos comentarios, y habiendo cerrado un primer acercamiento a la crisis; doy un salto para mostrar mi visión de la política. Hoy analizamos la situación actual.

Creo que es evidente que algo no va bien cuando el candidato a Presidente del Gobierno con MEJOR valoración en las encuestas a penas pasa del 5… Y es que hoy en día la opinión popular cree que la clase política se divide entre los incompetentes y los corruptos.

Y cuando hay una mala percepción sobre algo o es porqué eso es malo, o es porqué no se está percibiendo bien.  Aunque en general soy amigo de revisar nuestra percepción antes de juzgar, hoy creo que las cosas no se hacen bien.

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Aún a riesgo de las críticas (más que lógicas) voy a presuponer buena fe en los actos de los políticos. Aunque todos sabemos que hay muchos casos de “mala gente” gobernando aquí y allá, con unos y con otros; creo que no hay discusión posible en eso. Robar está mal y no hace falta gastar más tiempo para decir lo que sabemos.

Sin embargo, para mi el principal problema de la política no es la maldad, avaricia, etc…  Así que si me permitís obviarla podremos tratar el tema que me preocupa.

¿CÓMO HEMOS LLEGADO A ESTA SITUACIÓN?

Imaginamos que una persona quiere contribuir a la sociedad para mejorarla. Pregunta y se entera de que hay diferentes grupos de personas (partidos) que tienen una idea de mejora diferente (ideología).

>>Muchas veces estas ideas son contrarias. ¿Qué hacemos? La mayoría de la gente se decanta por elegir una y luchar por defenderla (en el mejor de los casos) y por atacar a la idea contraria (en el peor). Así esta persona ya tiene una idea y un oponente. A casi nadie se le ocurre coger lo mejor de cada idea y construirla junto a su “antiguo oponente”. Pero de eso ya hablaremos más adelante.

>> Puesto que esta persona ha optado por seguir con su idea, decide presentarse a las elecciones para ver si consigue llevarla a cabo”. Cada uno de los dos candidatos expone su idea y finalmente gana nuestro amigo. Entonces empieza a llevar a cabo la idea.

>> Pero cuando está a mitad del proceso, ve que se acercan nuevas elecciones. Sabe que si pierde, igual su idea se queda a medias. Así que en vez de seguir construyéndola, decide empezar a preparar las elecciones. Su oponente, como ya perdió las elecciones prometiendo lo que quería (y sabía que podía hacer), empieza a prometer un poquito más (aún a sabiendas de que no lo va a poder hacer). Nuestro amigo, por miedo a perder, hace lo mismo que su oponente y vuelve a ganar.

>> Entonces sigue haciendo lo que empezó la otra legislatura y las cosas nuevas que ha prometido. Mientras tanto, el que ha perdido, se prepara para ganar las siguientes. ¿Cómo? Haciendo que la gente se enfade con las decisiones del actual gobierno aunque a él le parezcan bien (haciendo oposición basada en crítica destructiva).

>> Cuando llegan las próximas elecciones, el oponente promete de lo lindo para poder ganar esta vez. Nuestro amigo, también. Pero entre que ha dedicado mucho tiempo a las elecciones y ha prometido mucho más de lo que podía, se han quedado la mitad de cosas sin hacer en su mandato. Así pues, pierde las elecciones.

>> ¿Y a que no adivináis que pasa? Lo mismo que antes pero más fuerte. Cómo nuestro amigo no le dio oportunidad al oponente de participar en las decisiones (para eso había ganado), este también lo excluye del gobierno. Entonces la única forma que tiene nuestro amigo de conseguir hacer lo que quiere es ganar las elecciones. Y para eso empieza con la crítica destructiva y a poner palos en las ruedas.

¿CONSECUENCIAS?

Al final cómo prometen más cosas de las que pueden hacer y tienen a la oposición haciéndolo difícil necesitan mucho más tiempo para conseguir sus objetivos. Eso quiere decir otra legislatura, y para eso tienen que dedicar sus esfuerzos a ello.

>> Por tanto, tenemos a una clase política que dedica todo su tiempo y esfuerzos a conseguir mandar y a perpetuarse en los cargos para hacer algo que al final nunca les da tiempo a hacer. Y así es como la política se convierte en un fin en si misma, el fin de mandar.

>> Como consecuencia, el ciudadano se queda sin mejora de ningún tipo y ya no se cree eso de las promesas electorales.

REFLEXIÓN

Lo triste es que si nuestro amigo hubiera visto que puntos tiene en común con el oponente y hubieran empezado a construir por ahí, por lo menos tendríamos eso hecho. Que si aquello que piensa diferente, lo hubiera hecho en vez de preparar las elecciones, también tendríamos eso hecho. Y no solo tendríamos dos cosas más hechas, sino que además tendríamos la certeza de que nuestro voto va a servir para elegir las mejoras, no a la gente que las va a llevar a cabo.

Aquí os dejo mi reflexión sobre la situación actual. La semana que viene plantearé mi propuesta: la política como medio.