miércoles, 11 de enero de 2012

Efecto del dedo de cubata

Esta semana te cuento otra de mis teorías sobre la vida. Si eres nuevo aquí no te asustes, no hablo de astrofísica ni de física cuántica. Solo hablo de las cosas que me pasan en la vida y que me apetece compartir por si te sirve de algo.

Hoy voy a hablar del efecto dedo de cubata. El nombre es raro pero verás que tiene mucho sentido.

Imagina una noche de copas cualquiera. Ya has bebido bastante y no te apetece beber más pero te queda un dedo de cubata. La copa es mala y te da mucho palo acabarla. La dejas en la barra para hablar con alguien y cuando te giras ves que el camarero la ha tirado pensando que ya no querías más. Realmente no querías más, no te gustaba y no sabías como acabarla, pero te da mucha rabia que te la haya tirado. Y estás un rato enfurruñad@ (haciendo corajes para los mexicanos) enfadad@ con el camarero y pensando en la copa. Empiezas a pensar que querías acabártela y que ahora te has quedado con sed. Y finalmente te pides otra copa (igual de mala) para quitarte ese gusanillo. Pero en todo ese mal rollo se te ha olvidado algo, se te ha olvidado pensar que tú no querías esa copa. Ya estabas hart@ y no sabías cómo deshacerte de ella.

Si no te gusta el ejemplo lo puedes sustituir por esa tarta enorme después de una comilona que no te cabe porque te has puesto las botas. No te apetece pero si te la quita alguien, coges y te sirves otro trozo de tarta.

Y es que a veces en la vida pasa eso, hay situaciones, personas, cosas, que no quieres, no te gustan o no te valen la pena. Pero si esas cosas desaparecen antes de que tú renuncies a ellas, sientes un vacío. Y te quedas un tiempo pensando en ello. A mí me ha pasado varias veces con relaciones, personas que sabes que no te llenan, pero que al irse te dejan un vacío. Un hueco enorme que probablemente es más grande del que tocaba.

He pensado muchas veces sobre ello y siempre he creído que lo que te duele es no haber elegido tú. Que lo que realmente echas de menos no es a la persona o a la cosa, sino que echas de menos la posibilidad de elegir. Y de hecho caes en el absurdo de que antes de decidir si quieres algo o no, quieres tenerlo. Quieres sentir que tienes a tu pareja antes de plantearte si realmente es la persona de tu vida. Y resulta que si te planteas antes si es la persona de tu vida, quizás decidirías que no lo es y te ahorrarías tu malestar y su malestar al forzar algo que no saldrá.

¿Y qué hago? Pues esa es la gran pregunta. Si me lo preguntas tú te diré que inviertas el orden, que primero te preguntes si quieres eso y después, si realmente lo quieres, vayas a por todas. Y si ya es tarde, si ya ha pasado, date cuenta de que sufres el efecto dedo de cubata. Date cuenta de que no lo querías. No como un reproche porque no haya salido sino como una reflexión racional.

Pero como pasa muchas veces en esta vida. Ese consejo que te doy, que tantas veces he dado y ha funcionado, no me funciona a mí. No sé si me inmunizado de tanto contarlo, si no estoy haciendo el esfuerzo necesario o si es que no vale para mí. Así que después de darte un consejo para ser feliz te lo pido a ti. ¿Qué puedo hacer para evitar el efecto “dedo de cubata”?

3 comentarios:

  1. Me da a mi que es inherente en todas las personas, que no te funciona ni a ti ni a mi ni a nadie. Somos conscientes de que eso pasa pero es inevitable, pocos problemas nos evitariamos ¡¡

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  2. Estuve hablando hace unas horas con una amiga y lo que le he dicho a ella, me permito decírtelo a ti también.
    A pesar de que cada uno de nosotros intente dar un consejo a alguien, un punto de vista diferente, digamos también más racional porque no involucrados en esa situación, yo creo que la persona en cuestión debería sí reflexionar sobre el consejo recibido, pero será ella misma la que tendrá que llegar a entender si lo que tiene o que tuve es lo que hubiera querido de verdad o si, simplemente, se trataba de un capricho e/o costumbre.
    Date tiempo y pronto entenderás lo que es mejor o no para ti…¡funciona! ya lo he testeado ;)

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  3. Mal caso para mí; yo no sufro ese efecto. Cuando me ha pasado eso del cubata, a menudo se lo he regalado a otra persona (verídico). Creo que si eres consciente de que sufres ese efecto y aún así actúas en su favor, no tienes voluntad de evitarlo,y sin voluntad no hay consejo que te valga. A lo mejor te apetecía más ese cubata de lo que creías, a lo mejor tenías de verdad más sed...

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