¿Estás a setas o estás a Rolex?

Hoy quiero compartir contigo un concepto que parece muy tonto pero que creo que te puede ser útil. Y para describirlo recurriré a unciste, algo malo pero muy gráfico.

<<Están dos vascos buscando setas por el monte y le dice uno al otro: “Mira Patxi, ¡un Rolex!” Y el otro le contesta: “Oye, estamos a setas o estamos a Rolex.”>>

Para el que no lo haya pillado, la gracia está en que los vascos son tan vascos que si están buscando setas solo se dedican a eso y dejan tirado un Rolex.

Y a pesar de lo absurdo de la situación, parece que muchas veces perdemos el norte de lo que buscábamos y acabamos con otra cosa diferente. Si es mejor genial, pero no siempre lo es. Y en cualquier caso, hay que tener claro que no es eso lo que andabas buscando.

La idea que me surge es que lo que nos pasa es que tenemos una urgencia por encontrar la solución a un problema y  cuando creemos que la encontramos nos dedicamos a ello sin evaluar si vamos por buen camino.

Por ejemplo, vas al oculista y te dice que ves mal así que decides buscar una solución. Evalúas las opciones que tienes: gafas, lentillas u operación. Como eso de las lentillas te parece incómodo y lo de la operación sale caro, decides buscar unas gafas.  Y una vez has decidido que tienes que buscar gafas, decides que para ti lo importante es que ya que tienes que llevarlas, por lo menos te queden bien. Te das cuenta de que las que mejor te quedan son las de pasta del color de tus ojos, concretamente las de marca cara, aunque te hacen un poco de daño. Así que te vuelves expert@ en buscar esas gafas hasta que las encuentras en el color y diseño genial. Te hacen un poquito de daño, son caras y no tienen exactamente tu graduación, pero son el diseño que querías.

Y en ese punto, sin darte cuenta, ya estás a Rolex. Tu querías una solución para la vista que fuera cómoda y no demasiado cara. Sin embargo, después de tanto buscar, no ves bien del todo, estás incómod@ y te ha salido carísimo.

Si te paras a pensar, te darás cuenta de que habías salido a por setas y has vuelto con un Rolex (o un Casio), que es muy bonito pero no te da de comer que es lo que querías.

¿Y cómo ha pasado eso?

Pues el proceso es muy sencillo. Nos guste o no, somos seres un poquillo simples y con bastante impaciencia. Por tanto, cuando tenemos una necesidad, queremos encontrar una solución rápida porque mientras no la tengamos estamos en la incertidumbre y eso no mola. Así que tomas la decisión más lógica en el momento (quiero algo barato y cómodo, gafas). Pero eso te lleva a un nuevo objetivo, conseguir gafas, así que vuelves a pensar y buscar la mejor solución para esa decisión, unas gafas que te gusten. Y en ese camino, como tu nuevo objetivo viene de una decisión lógica anterior, solo te dedicas a conseguirlo sin cuestionarte nada. Sin darte cuenta, olvidas tu objetivo principal, por el que ha empezado todo esto, porque tu prioridad es conseguir este otro objetivo. Si la cadena es muy larga, puedes llegar a olvidar que es lo que querías.

¿Qué puedes hacer contra eso?

Pues lo primero que te recomiendo es que de vez en cuando vuelvas a definir tus setas, que es lo que quieres. No hables de cosas concretas, define tu situación con sentimientos o características generales. Por ejemplo, en vez de decir que tu trabajo ideal es ser profesor, di que tu trabajo ideal es aquel que te permita ayudar a otras personas a desarrollarse. Así podrás ver si ser profesor te ayuda a conseguir lo que quieres y si, aunque no lo seas, tu situación te está cubriendo la necesidad que tenías.

Y una vez hayas definido que  son las setas, pregúntate ¿estoy a setas o estoy a Rolex? ¿Lo que estoy haciendo en mi vida es realmente lo que yo quiero y lo que me hace feliz?