miércoles, 13 de marzo de 2013

¿No tienes nada que decir?


Seguro que te ha pasado alguna vez eso de estar con alguien a quién no conoces de nada y no sabes de qué hablar. Típica situación de mesa de boda o de fiesta en casa de un amigo con “sus amigos”. Te ves cara a cara con una persona y todo lo que sabes sobre ella lo podrías escribir en un post-it (en una sola cara). Realmente piensas no tengo nada que decir. Pero para tu desgracia, no hay escapatoria posible.

Esos momentos suelen ser algo incómodos, no traen mucho buen rollo y te pueden fastidiar la noche. Pero lo peor de todo es que quizás te estés perdiendo a una gran persona por no romper el hielo.

Ayer me pasó una de esas. Un amigo vino de visita con “su chica” a la ciudad y me invitaron a cenar en el apartamento que habían alquilado.  Mi gran amigo se quedó frito y me dejó hablando con ella. Si hubiera tenido un post-it habría escrito:

Chica maja.
Vende motosierras.

Como ves, la noche no prometía mucho, pero al final salió bastante bien. El tema de las motosierras dió para un par de horas y aún podríamos haber seguido. Ella me dijo que había conectado mucho conmigo (no vayas a pensar mal) y otra amiga que vino me dijo que le había sorprendido que yo pudiera hablar de cualquier cosa.

Así que esta semana se me ha ocurrido compartir unos truquillos para sacar el jugo a ese post-it, conocer a una persona y disfrutar de esas situaciones incómodas.



1. Evidenciar

Cuando te ves en esa situación, lo primero que sientes es un gran aislamiento, una desconexión total que viene a ser algo así como: ¿de qué hablo yo con este desconocido? Y sientes que no te une nada a esa persona.

ERROR. Te une algo muy evidente, esa persona siente lo mismo. Para él o ella, la situación también es rara y es posible que su post-it sea más pequeño que el tuyo.

Pero la educación te dice que no lo puedes decir en voz alta. Está mal decir vaya situación más rara. ¿Está mal? Yo creo que la educación dice que hay que hacer que la otra persona se sienta bien y creo que intentar omitir lo obvio es bastante incómodo. Así que yo te recomiendo lo contrario.  Una buena forma de romper el hielo puede ser bromear sobre lo raro de la situación.

Con eso conseguirás  eliminar la tensión de estar actuando. Era evidente así que no tiene sentido mentir. Además, te ayudará a conectar con la otra persona. Los dos tenéis algo en común, la situación. Ya no eres un desconocido sino que eres una persona que no conoce pero estáis juntos en esto. Estáis en el mismo equipo.


2. Preguntar

Bueno, ya has hecho la broma y os habéis reído. ¿Y ahora qué? Por más que miras tu post-it, no aparecen más temas de los que hablar.

Un clásico de los rompe-hielos es empezar a preguntar por datos personales. ¿De dónde eres? ¿Qué edad tienes…? Bla bla bla… Puede ser una buena forma de empezar y te dará conversación para 5 o 10 minutos más (depende de lo generoso de sus respuestas). Pero seguir ahondando es algo arriesgado. Para nuestra desgracia, tenemos tendencia a juzgar y miedo a que nos juzguen por lo que somos. Así que si me preguntas de dónde soy (Tarragona) y luego indagas sobre el independentismo catalán, te puedes meter en un embolao sin saber como.

Así que te propongo que centres la conversación en la ocupación (que no trabajo) de la otra persona. A lo que se dedica. Y en este punto hay dos posibilidades:


a) Sabes de lo que habla: Resulta que se dedica a lo mismo que tú. Genial, ahí podéis tener charla para horas siempre que:

- No te metas en temas polémicos. A menos que estés seguro de que piensa igual que tú, no es muy recomendable hablar de la típica polémica del sector si no quieres acabar discutiendo.

- Si quieres bordarlo, habla sobre las dificultades de su posición. A todo el mundo le gusta hablar de lo difícil que es su trabajo y nos encanta encontrar a alguien que nos escuche y entienda. Si lo consigues, no solo tendrás charla para toda la noche sino que además habrás hecho una nueva amistad.


b) No tienes ni idea de lo que habla: Resulta que la persona en cuestión es experta en motosierras y tú (y yo) no tenemos ni la más mínima idea. Aunque pueda parecer contradictorio, esta es una de las situaciones más fáciles. ¿Cómo lo haces?

- Pregunta por los aspectos técnicos de su trabajo. ¿Técnicos? Si, técnicos. Cómo si estuvieras en una clase. La otra persona cogerá el rol de profesor. Como es experto en el tema se sentirá muy cómodo hablando y te lo explicará todo poco a poco, para que lo entiendas. Por tu parte, como completo ignorante, podrás preguntar cualquier cosa sin parecer estúpido (no tienes porqué saberlo), con lo que también te relajarás. Conforme te vaya explicando puedes ir preguntando las cosas que no entiendas y tendrás conversación para horas. Además aprenderás muchas cosas que podrás meter en tu baúl de los recuerdos.

- El baúl de los recuerdos: Sabes muchas más cosas de las que crees. A diario ves y oyes muchas cosas sobre muchos temas diferentes. Un documental sobre el hormigón en la tele, un amigo que te cuenta un problema con su coche… Si estás un poco atento, puedes ir metiendo toda esa información en el baúl de los recuerdos. Cuando estés en esta conversación rara sobre motosierras, podrás escarbar en tu memoria y aportar algo sobre el tema.

Truco del almendruco: Si quieres sacarle todo el jugo a tu baúl de los recuerdos, tienes que tener la mente abierta y relacionar los temas. Por ejemplo, yo no tenía nada en mi baúl sobre motosierras, pero resulta que las motosierras tienen un motor de gasolina, y en mi baúl tengo algo sobre los problemas de los motores de los coches.


Con estas ideas ayer conseguí convertir una situación potencialmente incómoda en una conversación agradable, conociendo a una persona y llenando mi baúl de motosierras. Pruébalo tú y me dices si te funciona.

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